Senador por un día, legado de por vida

Por: Josefina Vázquez Mota

Un día en la vida del senador Juan Pablo Adame hizo posible que su iniciativa fuese apoyada por todos los grupos parlamentarios, y se aceptó también, que fuese turnada lo más pronto posible a la Cámara de Diputados porque como él lo advirtió en la tribuna, “estoy aquí dando una batalla por mi vida. El cáncer volvió; he sobrevivido a tres cirugías, a 11 sesiones de quimioterapias y aún me faltan 13 más, pero no me voy a detener, no me voy a rendir”.

Juan Pablo Adame nos dió un maravilloso ejemplo del amor, de la buena política, de humildad, pero sobre todo, de vida.

“Este cáncer con todos sus padecimientos me ha traído cosas buenas y me ha dado la posibilidad de disfrutar la vida de una mejor manera. Las sonrisas de mis hijos, María, Rodrigo, Inés que ustedes conocieron hace algunos momentos, los abrazos de Eli que le daba a mi cuerpo sin fuerzas. Las manos de mis papás cuando me daban su bendición”, sostuvo.

Y es que entre el vaivén de la vida, de la prisa cotidiana y de la urgencia por todo y por nada al mismo tiempo, se nos olvida vivir, pues como bien lo dijo él, “la vida de cualquier ser humano es un misterio”.

Esa mañana desde la tribuna del Senado, Juan Pablo nos recordó la importancia que tiene materializar una lucha personal en un “producto al servicio del bien común”. De eso se trata la política, o de eso se debería tratar.

Como dijo Juan Pablo, “en la enfermedad entendemos mejor que nuestra existencia es gratuita”, ojalá no necesitáramos ver fragmentada o mermada nuestra salud para entonces, “disfrutar la vida de una mejor manera”.

Pero también dijo, “el poder es para servir y servir a los demás, servir al bien común, pero me atrevo ante ustedes a poner el servicio al prójimo como el motor de la buena política”, y eso es verdad. Hoy hago mías sus palabras cuando dice “que (con) nuestras acciones podamos hacer POLÍTICA con mayúscula, dotándola de elementos que trasciendan nuestra existencia, poniendo al poder nacional al servicio del bien común”.

Vaya tarea y recordatorio nos dió mi querido Juan Pablo, “estoy aquí para amar más al prójimo, para hacer el mayor bien posible cada día de mi vida, para aprovechar cada oportunidad mientras respiro y para desarrollar mis talentos al servicio de la sociedad”.

La iniciativa de Juan Pablo consiste en “dotar a la familia de un apoyo de manera subsidiaria para que, quienes padecen cáncer, puedan acompañar a sus familiares y lo puedan hacer en este momento en donde uno tiene que estar tomando quimioterapias y hay alguien que tiene que pagar un traslado, tiene que pagar un hotel, tiene que pagar la comida, tiene que pedir el día, tiene que renunciar a su actividad profesional para poder atender a un enfermo o a alguien que está con este padecimiento”.

“Y el segundo es un punto de acuerdo para poder invertir más en los enfermos con cáncer el próximo año, a propósito de la discusión que se está teniendo por el Presupuesto de Egresos de la Federación. Ésta es mi lucha y la quiero materializar y quiero que ustedes me ayuden a materializarla”, describió.

El senador Adame indicó que “algunas personas me dijeron que quien se dedicaba a lo público, es decir nosotros, no podía mostrarse débil, que podía ser utilizado por los adversarios y que el ciudadano toma más en cuenta a alguien sano que a quien vive con alguna discapacidad o quien vive con una enfermedad. Me decían “si tienes algún padecimiento, mantenlo en privado”, me sugirieron varias veces. Hoy debo decirles que no tomé ese consejo y tampoco se los recomiendo”.

Por eso como señaló Juan Pablo, hay que tener la “certeza absoluta” de que cada día que amanecemos tenemos la “oportunidad única e irrepetible para vivir con esperanza, para amar con intensidad y para dejar un legado” en cada una de nuestras acciones.

Una oda al odio y al autoritarismo

En el marco de la celebración por los 213 años de nuestra Independencia, el Presidente hizo una oda al odio, al autoritarismo, al machismo, al narcisismo y al protagonismo.

A este gobierno no le gusta la división de Poderes, ni tampoco los aires feministas. No se puede arengar ¡Viva la democracia!, ¡Viva el amor!, ¡Que muera la avaricia!, cuando en la celebración de nuestra Independencia excluyes a la representación del Poder Judicial y Legislativo. En todo caso ¡Viva la autonomía de los Poderes y su lealtad a la Constitución!

Fuente: eluniversal.com.mx

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