A igual trabajo, igual pago

Por: Aurora Aguilar

Hay una anécdota de mi hermana menor que durante años nos hizo reír pero que viene al caso para escribir estas líneasMi padre nos daba unas monedas para comprar algo a la hora del recreo escolar. A mi hermana pequeña le daba menos dinero que a mí, por ejemplo, que soy la hermana mayor. Ante esto, un día ella, apenas alumna de kínder le preguntó a papá la razón de la desigualdad y él respondió que era porque nosotros éramos más grandes. Su adorable e irrefutable respuesta fue: sí, pero las cocas cuestan igual.

Y sí; lo viví muchos años después cuando en mi primera promoción, mi jefe me ascendió de cargo, pero con la condición de entregar el diferencial de sueldo a un compañero titular de una subdelegación. La razón fue: “él tiene una familia que mantener”. Mi pensamiento fue: “¿y mis hijas comen aire?”. Durante casi un año el diferencial fue para ese hombre.

Las cifras mundiales demuestran la imperiosa necesidad de seguir insistiendo en el tema de la lucha por el combate a la brecha salarial. Por ello, la asamblea general de la ONU estableció que, a partir del 18 de septiembre de 2020, se conmemoraría de ese año en delante como el “Día Internacional de la Igualdad Salarial”.

De acuerdo a cifras de la la Coalición Internacional para la Igualdad Salarial (EPIC, por sus siglas en inglés), organismo dirigido por la OIT, ONU Mujeres y otros, cuyo objetivo es lograr la igualdad de remuneración entre mujeres y hombres en todo el mundo (NU, 2021), por cada 77 centavos que gana una mujer, el hombre gana un dólar completo por un trabajo de igual valor. Es decir, en promedio a nivel global, la brecha salarial es de 23 %.

Ahora, a nivel nacional, los resultados indican que los esfuerzos por lograr igualdad salarial no solo no son exitosos, sino que esa brecha se amplía para infortunio y pauperización de la clase laboral femenina. Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022 del INEGI, en el periodo de un trimestre, un hombre gana 10 mil 204 pesos más que una mujer, monto 13 % mayor a la diferencia que existía en 2020. Según esos mismos datos, el ingreso promedio en 2022 para las mujeres fue de 19 mil 81 pesos por trimestre, mientras que para los hombres fue de 29 mil 285 pesos.

Es sintomático que, con la progresividad de la edad, la brecha se amplía. Entre 12 y 19 años es cuando las personas ganan menos dinero y la brecha fue en 2022 de dos mil 262 pesos y 30 %; de 20 a 29 años, siete mil 260 pesos y 28 %; de 30 a 39 años 12, mil 994 pesos y 35 %; de 40 a 49 años 12 mil 667 pesos y 34 %. Por último, de por sí la edad es factor altamente discriminante para cualquier persona que busca un trabajo, pues en el caso de las mujeres es aún mayor la dificultad. En el grupo de 50 a 59 años, la brecha es de 14 mil 295 y 38 %. Arriba de los 60 años, la brecha se mantiene en 12 mil 410 pesos y 41 %. Ellas, mientras más vulnerables, más pobres.

En el marco del siglo de las mujeres, los datos oficiales indican que en México el reto en algunos aspectos es aún mayor que hace 23 años. ¿Qué hacer para que los datos arriba expuestos se reviertan? Las y los legisladores han establecido principios legales tendientes a la igualdad salarial, pero se sigue ampliando la brecha. Esto significa que son los empleadores quienes perpetúan la cultura machista de reconocer en mayor grado a los hombres que a las mujeres.

Es fundamental que se deje de preguntar en los procesos de contratación cuánto era el ingreso en el empleo anterior. Los puestos deben tener intrínsecas las condiciones salariales y de beneficios laborales independientemente de quiénes los ocupen; también en las promociones se pueden aplicar los exámenes de forma anónima para que el sexo no influya en la decisión y evaluar periódicamente el estatus y condiciones de la organización al respecto, entre otras acciones. En el caso de los programas sociales, una pensión diferenciada a favor de ellas, podría equilibrar las condiciones de vida y abatir la desigualdad.

Hay avances en algunos espacios, como el abierto de tenis de los Estados Unidos que otorga premios iguales tanto en categoría masculina como femenina, gracias al activismo de la gran tenista Billie Jean King, entre otros ejemplos. Al final, independientemente de la edad o sexo, como decía lúcida y sabiamente mi hermana a sus cortísimos cinco años: “las cocas cuestan igual”.

En el marco del siglo de las mujeres, los datos oficiales indican que en México el reto en algunos aspectos es aún mayor que hace 23 años. ¿Qué hacer para que los datos arriba expuestos se reviertan?.

Fuente: elsoldetlaxcala.com.mx

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