por Maura Arredondo | Mar 28, 2025 | De las plumas 50+1
Estamos entrando en una era de bloques cerrados y políticas industriales agresivas disfrazadas de “seguridad económica”.
La nueva ola de aranceles de Donald Trump —esta vez contra la industria automotriz— es mucho más que una táctica de negociación. Marca un punto de quiebre. En su primera presidencia ya comenzó a desmantelar el orden multilateral y a redibujar la integración económica de América del Norte. Su segunda administración parece estar determinada a culminar esa transformación con una ruptura aún más profunda.
Para México, esto representa más que un riesgo económico: desafía el modelo de desarrollo que hemos seguido durante más de tres décadas. Desde 1994, cuando se firmó el TLCAN, México se volvió un eje clave en la cadena automotriz de la región. Hoy es el cuarto exportador de vehículos ligeros del mundo y el séptimo productor global. Este sector genera un millón de empleos directos, más de dos millones indirectos y representa 3.5% del PIB nacional y 17% del manufacturero. Más del 85% de los vehículos ensamblados aquí se exportan, y el 76% va a Estados Unidos. Esta integración trajo una eficiencia sin precedentes: un auto puede cruzar la frontera hasta ocho veces durante su ensamble. Las piezas se producen donde conviene más, en un sistema basado en ventajas comparativas y confianza mutua. Hoy, esa lógica está en crisis.
Con el T-MEC, Estados Unidos ya había endurecido las reglas: el contenido regional subió de 62.5% a 75% y se impusieron requisitos salariales. Aun así, la industria logró adaptarse. Pero un arancel generalizado del 25% a la importación automotriz representa un cambio de modelo.
Estamos entrando en una era de bloques cerrados y políticas industriales agresivas disfrazadas de “seguridad económica”. En este nuevo escenario, México no puede asumir que conservará su posición privilegiada como socio de Estados Unidos. Aunque el gobierno de Claudia Sheinbaum busca mantener esa cercanía, las estrategias actuales no bastan para enfrentar la magnitud del desafío. Son tan solo un remedio casero comparado con la cirugía mayúscula que necesitamos.
Durante años, apostamos todo a una estrategia de apertura externa. No es casual: más del 80% de nuestras exportaciones van a Estados Unidos, y la mitad de ellas vienen del sector automotriz. Hace unos años esta dependencia era una fuente de poder, hoy nos hace vulnerables. Mientras se privilegiaba el comercio, el mercado interno fue abandonado. Las pequeñas y medianas empresas —que generan más del 70% del empleo formal— quedaron fuera de las cadenas de valor. La inversión en ciencia y tecnología se estancó, y nunca se consolidó una política industrial coherente.
Incluso gobiernos que se dicen anti-neoliberales —como el de la 4T— terminaron defendiendo el T-MEC como garantía de estabilidad. AMLO criticó el modelo anterior, pero basó su estrategia económica en la fe de que la inversión extranjera y las exportaciones resolverían todo.
Esa fe ya no alcanza. Frente al resurgimiento del proteccionismo y las guerras comerciales, México debe hacer lo que ha postergado por años: diversificar su economía, fortalecer el mercado interno, integrar a las pymes a las cadenas de valor y mirar seriamente hacia América Latina.
Y no basta con proyectos sexenales ni medidas aisladas. El Plan México y la certificación “Hecho en México” apuntan en el sentido correcto. Pero hace falta una visión de largo plazo, políticas públicas sólidas, infraestructura tecnológica, educación técnica de calidad, financiamiento productivo y una estrategia industrial que conecte con la transición energética y digital. En otras palabras: necesitamos un nuevo modelo de desarrollo centrado en el mercado nacional.
La industria automotriz, clave en nuestra historia reciente, es también la más expuesta a perder terreno. México ha sido atractivo por su mano de obra calificada, su ubicación y sus tratados. Pero hoy eso ya no es suficiente. La transición hacia vehículos eléctricos, la automatización y el proteccionismo están reconfigurando dónde y cómo se invierte. El mercado mexicano ofrece muchas áreas de oportunidad. Debemos reaccionar ante la nueva realidad de pasar de ser un socio estratégico para convertirnos en una plataforma de ensamblaje prescindible.
Adaptarse no basta. Electrificar el transporte implica relocalizar cadenas críticas como las de baterías y semiconductores, donde nuestra participación aún es incipiente. También exige capacidad de innovación, una red de proveedores más sofisticada y políticas que impulsen la producción limpia y la tecnología nacional. ¿Estamos listos? Todavía no.
Aun así, hay oportunidades. Nuestra base manufacturera es sólida. Podemos convertir esta crisis en oportunidad, pero solo si lo acompañamos con políticas inteligentes, esfuerzos colectivos, infraestructura adecuada, certeza jurídica y claridad estratégica. La cooperación regional —con América Latina, Canadá, Europa y Asia— será esencial para reducir la excesiva dependencia de Estados Unidos.
Fuente: expansion.mx
por Maura Arredondo | Mar 26, 2025 | De las plumas 50+1
Hace cinco años, el 31 de marzo de 2020 el gobierno federal emitió la declaratoria de emergencia sanitaria por la presencia y propagación del virus de la Covid 19. Como parte de la Jornada nacional de sana distancia se establecieron medidas inéditas como la suspensión de actividades no esenciales, la restricción de reuniones de más de 50 personas y el resguardo domiciliario.
En principio, la suspensión de clases tenía una vigencia de un mes que se prolongó más allá. Centros de trabajo públicos y privados pidieron a su personal laborar desde casa. Al iniciar el confinamiento comenzó también una nueva época en la convivencia social y en las dinámicas al interior de los hogares. La emergencia sanitaria finalizó, oficialmente, en mayo de 2023.
La restricción para salir de los domicilios se convirtió en un auténtico reto para millones de mujeres. El tiempo dedicado al trabajo de cuidados se intensificó y las tareas del hogar se multiplicaron de un momento a otro. La alimentación, la limpieza del lugar, el aseo, las tareas escolares y el cuidado de personas enfermas provocó una sobrecarga física y emocional que dejó secuelas para toda una generación.
La suspensión de clases afectó severamente la convivencia de niñas, niños y adolescentes y, en contraparte, el trato diario durante meses entre integrantes de las familias evidenció tensiones y conductas agresivas y el aumento de la violencia física y sexual contra niñas y mujeres que vivían encerradas con sus maltratadores.
El trabajo femenino, que en su mayoría se desempeña en el sector terciario de la economía (servicios y comercio), sufrió la pérdida de empleos como consecuencia de la crisis provocada por la pandemia. En marzo de 2020 la cifra de ocupación laboral de mujeres en el país fue de 22.1 millones, un mes después se desplomó hasta los 16.5 millones.
Sin empleo y con gastos fijos como la renta o hipotecas, especialmente en hogares monoparentales o de jefatura femenina, la situación se hizo insostenible y muchas mujeres ingresaron al sector informal con menor retribución y sin seguridad social.
Durante el confinamiento, su papel de cuidadoras expuso a las mujeres a un mayor riesgo de contraer Covid, sobre todo aquellas que laboraban como enfermeras. La emergencia sanitaria resultó en una emergencia global de los cuidados, poniendo de manifiesto las desigualdades estructurales en todos los ámbitos de la vida como el económico, laboral y de salud.
El estado emocional de muchas mujeres se agravó por las preocupaciones económicas, el aislamiento, la ansiedad y depresión. La precariedad económica, laboral y el aumento de la pobreza fueron otras de las secuelas. Las dobles jornadas se convirtieron en triples.
Cinco años después la normalidad ha vuelto pero la igualdad sustantiva y la autonomía económica de la mujer siguen rezagadas, incluso más que previo a la pandemia, un acontecimiento que nos dejó lecciones pero también retrocesos en los derechos alcanzados.
El análisis de género y sus efectos directos e indirectos está ausente en la era postcovid. Los gobiernos dieron por terminada la emergencia sanitaria sin que los planes de recuperación tuvieran una perspectiva de género, lo que dificulta analizar las consecuencias de este periodo en la historia de la humanidad de enormes retrocesos en las metas de igualdad. Es momento de retomarlo.
Fuente: oem.com.mx/elsoldemexico/
por Maura Arredondo | Mar 25, 2025 | De las plumas 50+1
Hace apenas una década, en diciembre de 2014 la LGDNNA (Artículo 45) dispuso que la edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años.
Ocurrió el último domingo de febrero. Los asistentes bailaban, comían y celebraban la unión matrimonial de Gael y Celia, ambos de 13 años. Por su edad son considerados recién adolescentes según la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA). El arreglo matrimonial tuvo lugar en Huamuchitos, una comunidad ubicada en la periferia de Acapulco.
Las imágenes muestran a los menores confundidos y obligados. Ella porta un vestido rojo y huaraches, mientras que el menor lleva pantalón de mezclilla, una playera de colores y tenis. El grupo musical que ameniza “la fiesta” lanza vivas y porras a “los novios”. Todo trascurre en un ambiente de normalidad.
Hace apenas una década, en diciembre de 2014 la LGDNNA (Artículo 45) dispuso que la edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años. Por su parte, el Código Civil Federal (Artículo 148) establece el mismo criterio legal desde 2019; a partir de entonces los Códigos civiles locales se homologaron y prohibieron las uniones entre mayores de edad y menores. Las restricciones legales están ahí.
El matrimonio infantil es una violación a los derechos humanos; en la mayoría de los casos se presenta en contextos de pobreza, marginación y vulnerabilidad socioeconómica. Está motivado por la desigualdad de género y una lógica de pertenencia de los hombres.
Esta brutal práctica persiste y es global, lo mismo en países de la región que en Afganistán, Irán o Irak donde el Parlamento de mayoría religiosa chií legalizó a finales de enero el matrimonio de niñas a partir de los nueve años. ¡Una abominación! Human Rights Watch asegura que “a las niñas les corresponde ir a la escuela y estar en el patio de recreo, no llevar vestido de novia”.
El interés superior de la niñez está consagrado en nuestra Constitución; tiene derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud y educación para su desarrollo integral. Las autoridades locales manifestaron que en Huamuchitos ambos adolescentes se casaron por mutuo acuerdo de sus familias mediante “usos y costumbres”.
La mayoría de uniones forzadas se dan fuera del marco legal en varias poblaciones, por lo que el impedimento legal no es suficiente para impedir la vulneración de los derechos de los menores de edad. Imaginar siquiera que alguna niña o menor de edad en nuestras familias se una en matrimonio, me estremece y me llena de profunda indignación. ¡Cuánto más debemos cambiar!.
Fuente: heraldodemexico.com.mx
por Maura Arredondo | Mar 18, 2025 | De las plumas 50+1
2025: “Para TODAS las mujeres y niñas: Derechos, Igualdad, Empoderamiento”
Llegó marzo y con ello la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, un mes en que se visibiliza la realidad que las mujeres enfrentamos no sólo en México sino a nivel mundial, un mes en el que las mujeres salimos a marchar para mostrar lo que somos, lo que queremos, y lo que queremos ser.
Como una aportación desde el Capítulo Tlaxcala de la Colectiva 50+1 durante algunas semanas integrantes de la colectiva, todas ellas mujeres que tienen, desde ideologías y actividades distintas, un objetivo común: el trabajo por los derechos de las mujeres, estaremos compartiendo reflexiones sobre la mirada integral de las mujeres y las niñas, el desmantelamiento del patriarcado, la igualdad de género en la política, los 30 años de la lucha feminista, la tecnología y la brecha de género.
También analizaremos el futuro de las niñas, las cualidades de las mujeres en el liderazgo, la sororidad, la economía y la brecha salarial, la interseccionalidad y el impacto de los medios en la construcción de estereotipos, entre otros importantes temas.
Como todo lo que hacemos en colectiva el ánimo es difundir temas que consideramos deben ser del conocimiento general, reflexionando sobre los muchos retos que todavía hay y propiciar que cada vez más mujeres y niñas conozcan más sobre sus derechos, para exigirlos y vivirlos.
El lema de este año “Para TODAS las mujeres y niñas: Derechos, Igualdad, Empoderamiento” marca la reivindicación y la ampliación de derechos y oportunidades para todas las mujeres, para que no dejemos a ninguna atrás.
Refuerza el compromiso para las generaciones futuras, queremos que a las mujeres del futuro los temas que aquejan a las mujeres de este tiempo, les sean tan distantes que les parezcan inconcebibles.
Empoderar mujeres significa darles herramientas para que puedan vivir en libertad y en dignidad.
Relevante es además que se cumplen 3 décadas de la Declaración de Beijing, que ha tenido como logros la protección jurídica, los cambios en las leyes y el desterramiento de ideas y estereotipos que insistían en subordinar a las mujeres.
ONU MUJERES nos invita a “el Día Internacional de la Mujer nos brinda una oportunidad para levantarnos y exigir que se pase a la acción, que se cumpla lo dispuesto en la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing para conseguir un mundo igualitario y mejor para todas las personas”.
No todas son malas noticias, pues hoy en el mundo tenemos constatado que los países donde hay leyes contra la violencia doméstica hay menos violencia contra las mujeres, que el mundo casi ha logrado la paridad en la educación, que el 32% de los países del mundo promueven mejores condiciones salariales y laborales para las personas que trabajan en el sector de los cuidados, qué hay 112 países que cuentan con un plan nacional para involucrar a las mujeres en los procesos de paz y seguridad.
En nuestro país hoy tenemos la fortuna de que a nivel nacional, “la igualdad sustantiva y los derechos de las mujeres” sean ejes transversales en todo el quehacer público a partir del llamado que hace la primera PresidentA de México.
Aprovechemos la oportunidad de tomar este llamado internacional para accionar en favor de las mujeres y niñas mexicanas, desde el trabajo de esta Colectiva lo hacemos con el ánimo de propiciar mejores espacios para todas.
Fuente: graphoscctlx.info
por Maura Arredondo | Mar 11, 2025 | De las plumas 50+1
La reciente aprobación de la Ley de Planeación y Transición Energética (LPTE) en México marca un paso importante hacia la sostenibilidad, al ampliar su alcance más allá del sector eléctrico para incluir hidrocarburos, electromovilidad y eficiencia energética. Sin embargo, como destaca la Dra. Isabel Studer en su artículo “México y la transición energética: la brecha entre el plan y la acción”, el verdadero reto no es la planificación, sino la implementación efectiva de la ley.
Desafíos de la Nueva Legislación
A pesar de que la LPTE busca institucionalizar la transición energética y asegurar su continuidad más allá de los cambios gubernamentales, la falta de metas concretas, mecanismos de monitoreo y coherencia con otras regulaciones del sector energético podría limitar su impacto.
🔹 Ausencia de objetivos claros: No se establecen plazos ni porcentajes de reducción de emisiones ni de adopción de energías renovables.
🔹 Falta de transparencia: No se exige la publicación de reportes periódicos sobre el avance en la transición energética.
🔹 Incoherencia regulatoria: La LPTE promueve la descarbonización, pero otras leyes como la de Hidrocarburos siguen impulsando la producción de combustibles fósiles.
¿Cómo Cerrar la Brecha Entre el Plan y la Acción?
Para que México logre una transición energética efectiva, es fundamental:
✅ Establecer objetivos claros y medibles, con plazos definidos.
✅ Crear mecanismos de monitoreo y rendición de cuentas para evaluar el progreso.
✅ Alinear todas las regulaciones del sector energético con una visión de descarbonización real.
México tiene el potencial de avanzar hacia una economía sostenible y resiliente, pero es urgente transformar los planes en acciones concretas.
Fuente: sostenibilidadglobal.org