El Maíz es Nuestro: Defensa de la Soberanía Alimentaria y la Identidad Nacional

México busca equilibrar sus obligaciones internacionales, como las del T-MEC, permitiendo la importación de maíz transgénico para usos industriales y forrajeros, pero manteniendo nuestras tierras libres de estos cultivos.

El 23 de enero de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó una reforma constitucional para declarar al maíz como un símbolo de identidad nacional y prohibir el cultivo de maíz transgénico en México. La iniciativa busca preservar la biodiversidad y proteger las variedades nativas de maíz, que son cruciales tanto para las comunidades originarias como para la humanidad en general. En respuesta a la creciente presión de corporaciones multinacionales, la reforma reafirma la soberanía alimentaria y la preservación cultural de México.

La propuesta de reforma se apoya en la defensa de la identidad nacional y las raíces culturales de México, entendiendo al maíz no solo como un grano, sino como la base de nuestra alimentación y tradición. El proceso ha incluido un diálogo con diversas dependencias y organizaciones, ajustando la propuesta para equilibrar la protección del maíz nativo con las necesidades comerciales y las obligaciones internacionales.

El gobierno ha demostrado la capacidad de construir consensos sin ceder a los intereses de grandes corporaciones.

Los secretarios de Agricultura y Ciencia, Julio Berdegué y Rosaura Ruiz, destacan que el maíz transgénico no solo pone en riesgo la biodiversidad, sino también la soberanía alimentaria del país. La reforma establece un proceso riguroso de evaluación de los impactos ecológicos, sociales y económicos de las modificaciones genéticas. Esto busca evitar la propagación de cultivos transgénicos en el territorio mexicano y proteger las razas nativas.

Además, la reforma refuerza la protección del maíz nativo mediante la promoción de prácticas agrícolas sostenibles y el apoyo a pequeños y medianos productores. Se fomenta la investigación científica que respete las barreras naturales de reproducción del maíz, en lugar de recurrir a la biotecnología. Las comunidades indígenas, responsables de la conservación de la biodiversidad de los cultivos, jugarán un papel fundamental en la toma de decisiones, reconociendo su conocimiento ancestral y experiencia en la conservación del maíz.

La reforma también establece un sistema de monitoreo y control para evitar la contaminación transgénica y garantiza campañas educativas sobre los beneficios del maíz nativo, su valor cultural y nutricional, y los riesgos de los cultivos modificados genéticamente. A través de estas medidas, México busca equilibrar sus obligaciones internacionales, como las del T-MEC, permitiendo la importación de maíz transgénico para usos industriales y forrajeros, pero manteniendo nuestras tierras libres de estos cultivos.

Este enfoque refuerza la soberanía alimentaria del país y defiende un modelo agrícola independiente de las grandes corporaciones, impulsando la sostenibilidad y el bienestar de las comunidades rurales. Con esta reforma, México da un paso firme hacia la preservación de su cultura alimentaria y su autonomía frente a intereses extranjeros.

Fuente: heraldodemexico.com.mx

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