Larry Nassar: indemnizar también es hacer justicia

La sobreviviente de abuso sexual tiene que ser una víctima, que a lo más que debe aspirar es a justicia.

Vivieron para que se les hiciera justicia. Esa es la verdadera victoria que obtuvieron los cientos de sobrevivientes del abuso sexual de Larry Nassar.

No terminaron como miles de víctimas a nivel mundial quienes no logran que sus abusadores sean condenados, sino que sobrevivieron en victoria el proceso.

No obstante, para los medios y la sociedad resulta controversial e incluso cuestionable los millones que se pagaron en reparaciones de daños, y no los años que fueron ignoradas sus denuncias.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció en días pasados que llegó a un acuerdo de 138.7 millones de dólares con más de 100 mujeres que acusaron al FBI de un manejo negligente de las denuncias de abuso sexual contra Larry Nassar en 2015 y 2026. Un informe que se publicó encontró numerosos errores, retrasos y encubrimientos por parte de agentes del FBI, lo que permitió que los abusos de Nassar continuaran durante varios meses más después de que se abriera el caso por primera vez.

Cabe destacar que no es el primer acuerdo ni las 161 son todas las afectadas. El nuevo acuerdo se suma a los alcanzados anteriormente con otras organizaciones, tal como el de cientos de atletas que consiguieron en 2021 una compensación de 380 millones de dólares en un acuerdo con la Federación de Gimnasia, que también fue omisa a las denuncias. En total suman más de mil millones de dólares en indemnizaciones a los cientos de mujeres que denunciaron a Nassar por abusar sexualmente de ellas bajo la excusa de un tratamiento para lesiones deportivas (El País, 2024).

Y para muchos, esto es un escándalo. Porque en el colectivo social, la sobreviviente de abuso sexual tiene que ser una víctima, que a lo más que debe aspirar es a justicia, está claro que siempre y cuando haya acreditado la calidad moral suficiente para ello. Pero una reparación económica, jamás. Porque se ha normalizado que las sobrevivientes tengan que cargar con el estigma de la violencia de su violentador, pero no que puedan obtener un “supuesto beneficio”. Como si los tratamientos para la salud mental y física no tuvieran un coste económico, como si los empleos no se viesen afectados de manera colateral.

Pero además, en el caso específico de Nassar, la segunda victoria del día es que el pacto patriarcal le costó al Estado. Un Estado que en muchas ocasiones es omiso a denuncias, burocrático en trámites y revictimizante en procesos.

Rachael Denhollander, la primera mujer en hacer públicas las acusaciones contra Nassar en 2016, escribió en Twitter en 2021 cuando comenzaban los acuerdos : “Este capítulo finalmente está cerrado”.

“Ahora puede comenzar el arduo trabajo de reforma y reconstrucción. Que se haga justicia y haya cambios, depende de lo que suceda después”.

Y lo decretó y sucedió. En un futuro no lejano, en 2024, el FBI admitió y le costó el ignorar el sufrimiento de las violentadas y el poder evitar más vidas quebradas.

Hasta que la justicia no sea un golpe de suerte o beneficio de unas cuantas. Hasta ese día.

Fuente: milenio.com

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