Logros en riesgo

Por: Cecilia Romero

El ejercicio ciudadano del pasado domingo 18 de febrero ha comprobado una vez más que los mexicanos estamos tomando mayor conciencia de nuestra responsabilidad cívica, y que entendemos más claramente los riesgos que corremos de no hacerlo.

Uno de los aspectos más relevantes de las marchas y concentraciones que se llevaron a cabo en el país y el extranjero es indudablemente la participación totalmente libre de los asistentes.  

Nunca como el domingo resonó legítima la consigna: “Somos libres, no acarreados”. 

El contraste es innegable comparado con las manifestaciones montadas por el oficialismo.

Quienes acudimos al Zócalo en la Ciudad de México, y seguramente en las más de cien ciudades donde se realizó esta manifestación de civismo, cargamos energía en el contagio alegre de cientos de miles de hombres y mujeres que marchamos codo a codo por las calles que desembocan en la espectacular Plaza de la Constitución.

Avanzamos juntos coreando porras y consignas en defensa de la democracia y de las instituciones. Cargamos mantas y pancartas, saludamos a conocidos y desconocidos, cantamos nuestro Himno Nacional a todo pulmón, escuchamos con atención la lectura de las razones de esta Marcha por la Democracia y el gran discurso de Lorenzo Córdoba.

El expresidente del Instituto Nacional Electoral (INE) expuso tres logros que hemos conseguido los mexicanos y que están en riesgo en estos momentos.  

Sin quitar importancia a los muchos problemas que tenemos actualmente, resaltó los avances democráticos que hemos conquistado, y la urgencia de luchar por conservarlos, ya que de ello se deriva la posibilidad de superar también nuestras carencias.

-Las reglas y las condiciones que nos permiten votar en libertad en elecciones auténticas y equitativas. 

El control del gobierno sobre las elecciones que imperó en México hasta hace cuarenta años desapareció con la creación del Instituto Federal Electoral (IFE)/Instituto Nacional Electoral (INE), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) 
y la ciudadanización de las elecciones para hacerlas libres y confiables.

-Las instituciones de la democracia.

El poder centralizador del Ejecutivo fue aminorado por las instituciones autónomas que ejercen un contrapeso y equilibran las decisiones unilaterales para permitir la transparencia, la defensa de los derechos humanos, el apego a la Constitución y a las leyes.

-Nuestra Constitución.

El marco legal que rige la vida de todos los mexicanos y que define la división de poderes y la garantía del ejercicio de las libertades, es el referente fundamental para la convivencia armónica en una sociedad plural y diversa como es la nuestra.    

Lo que hemos conquistado es aún insuficiente, pero nos ha costado muchos años llegar a obtenerlo.  

Perfeccionar estos logros es tarea de todos, en armonía, considerando la diversidad de posiciones, aprendiendo de los errores, superando viejos resentimientos.

No permitamos que nos arrebaten la democracia. 

De su vigencia depende el futuro de México, de su consolidación deriva la posibilidad de convivir
en paz.       

Fuente: heraldodemexico.com.mx

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