¿Quién no tiene un familiar en Estados Unidos? Lo que está pasando con nuestra gente nos involucra directa e indirectamente a todas y a todos, no solo porque los paisanos se fueron de su patria porque no supimos darles una oportunidad de vida para ellos y sus familias, sino porque hoy gracias a su trabajo, faenas y compromiso con sus seres queridos, mandan remesas que son uno de los pilares de la economía de México.
Las protestas que se han llevado a cabo en los últimos días en una de las ciudades santuario de los Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump tomó la medida de enviar a 2,000 soldados de la Guardia Nacional para reprimir a los manifestantes, han dejado a 42 mexicanos detenidos en centros de los Estados Unidos, prevaleciendo el pánico, violencia y caos, donde por un lado vemos a personas con palos y piedras y en otro, a oficiales con gases y balas de goma.
Nada es casualidad, la agencia ICE de control migratorio supo perfectamente cómo sembrar el miedo y dirigió toda su fuerza al Distrito de la Moda, donde la comunidad latina precisamente hace comunidad; o bien las redadas en Home Depot, que por naturaleza es el punto de reunión de todos los campesinos, trabajadores de la obra y jornaleros mientras esperan ser contratados para sobrevivir un día más. Los Ángeles es la segunda ciudad con más mexicanos en el mundo, es un territorio plural, de inmigrantes y de trabajo, de largas e interminables jornadas, no es en vano el reconocimiento de que si California fuera un país, sería la quinta potencia mundial en la economía y esa fortaleza se debe en gran medida a las y los inmigrantes, personas que generan cerca del 32% del PIB estatal, aportan casi 40 mil millones de dólares de impuestos y donde el 28% del ingreso total del estado proviene de hogares de inmigrantes.
Nadie puede ser indiferente ante el dolor y la crueldad que se está viviendo. Vicente Ortiz, líder de los jaliscienses residentes en el exterior me dijo: “Nos están apaleando, en 40 años que llevo aquí jamás había visto esto”. Justo por eso quienes hoy salen a las calles a protestar son jóvenes hijas e hijos de padres y abuelos migrantes, que no conocen otro país y que se resisten a creer que ser mexicano es un referente de criminal. Ellas y ellos saben que la lucha es por tener la oportunidad que no tuvieron en su país y que lo único que buscan es la posibilidad de tener una vida digna con base en su trabajo y en la historia de sus padres al perseguir el sueño americano.
Las calles están llenas de jóvenes manifestándose, jóvenes que son los primeros en sus familias en tener una carrera universitaria, jóvenes que salen a alzar la voz y luchar para exigir los derechos y oportunidades que sus madres y padres no tuvieron, jóvenes que quieren que sus futuras generaciones no tengan que pasar por lo que ellas y ellos sufrieron.
Las medidas que ha tomado el gobierno de Trump claramente no tienen que ver con un problema de seguridad nacional, sino con la política antiinmigrante que corre por sus venas y que hoy ha llegado a lo inaudito, pasar por encima de un gobernador demócrata y mandar 700 marines a tomar el centro de Los Ángeles, esto viéndose como una señal de endurecimiento en respuesta a las manifestaciones y en una clara provocación a que exista una reacción de rechazo que pueda desatar la actuación militar.
Lo sucedido nos deja con un profundo dolor que nos solidariza con las familias de nuestra gente. No están solos. Desde la trinchera que cada una y uno tiene, estamos obligados a que este sea el tema más importante y urgente de atender.
Fuente: quierotv.mx