Pausa en la guerra arancelaria

Donald Trump tiene una obsesión: busca afianzar su liderazgo interno haciendo alarde de cumplir sus promesas de campaña como el combate al tráfico de fentanilo y a la inmigración indocumentada. Su empeño le ha llevado a repetir la fórmula conocida en su primer mandato, la amenaza y el chantaje. Se estrenó con Colombia y siguió con México, Canadá y China.

El republicano pasó del “Hacer a América grande otra vez” al “América primero” para insistir que su país debe recuperar el liderazgo industrial y comercial mundial, un propósito que se antoja inalcanzable si se toman en cuenta las economías de escala. Usa la amenaza arancelaria como instrumento de coerción y estrategia de bullying contra naciones vecinas y potencias rivales.

El sábado firmó el anunciado decreto que imponía una tasa arancelaria del 25% a todos los productos provenientes de México y Canadá, a los que acusa del trasiego de drogas y personas. La Presidenta Sheinbaum rechazó la afirmación de la Casa Blanca de que el gobierno mexicano tiene una alianza con el crimen organizado.

La mandataria sostuvo una llamada con su homólogo en la que reiteró el diálogo y la cooperación sobre temas de interés común. Y en un gesto poco habitual en él, Trump dijo haber mantenido una “conversación amistosa” con Sheinbaum y se mostró dispuesto a abrir un compás de negociaciones.

La estrategia de contención de Palacio Nacional ha resultado exitosa. Si bien autoriza enviar 10 mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera, el tono amenazante y la imposición de aranceles no desaparecen, ante lo cual habrá que mantener la postura sugerida por el secretario Marcelo Ebrard de “cabeza fría”. El año pasado, 84% de las exportaciones totales de México se dirigieron a Estados Unidos consolidándose como su principal socio comercial.

Dado el nivel de integración económica, resulta materialmente difícil aplicar un arancel a la totalidad de los miles de insumos y productos que diariamente se exportan al mercado estadunidense. Trump dispara a todos lados sin importar los costos en la economía mundial; ordenó imponer a China una sobretasa de 10%, país que ha respondido con gravámenes similares del 10 al 15%.

Con Canadá también se abre una pausa arancelaria hasta el 4 de marzo después de que aquella nación aceptó reforzar su frontera con 10 mil agentes y el uso de tecnología para combatir el tráfico de fentanilo.

La demagogia de Trump es inagotable. Ahora propone que la base militar de Guantánamo acoja cientos de miles de migrantes detenidos en los Estados Unidos que hayan cometido cualquier delito, una especie de centro de reinserción que en realidad se trataría de un campo de concentración, una clara estratagema neofascista. En la misma línea, el presidente Bukele de El Salvador, firmó un acuerdo con el secretario de Estado, Marco Rubio, para recibir en su mega prisión a criminales convictos a cambio de una tarifa.

Estas acciones degradan y estigmatizan a toda persona, independientemente de su situación migratoria o legal. Lamentablemente, el extremismo y las posiciones antisistema están ganando terreno vulnerando el Estado de derecho y el más mínimo respeto a los derechos humanos.

La Presidenta Sheinbaum ha ganado una primera batalla persuadiendo a un personaje estridente, narcisista y antisistema. Y esta deberá ser la tónica a emplear durante los próximos cuatro años, impulsando también la diversificación económica como una nueva realidad.

Fuente: oem.com.mx

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