#Tradwives: monetizar con el modelo de esposa y madre tradicional

El león no es como lo pintan, ni la vida de las influencers como la publican. Aunque se bromee incluso con que la vida de nadie es como aparece en redes, esto es algo que al final del día los millones de usuarios de las mismas parecen olvidar cuando ven las vidas maravillosas que sus tiktokers preferidos suben a sus cuentas. Y no solo las envidian, sino que están dispuestos a imitarlas sin reflexión alguna de por medio.

Y esto parece estar sucediendo con la moda viral o “trend” de #tradwives o esposas tradicionales y su evolución a #SAHG, o novia que se queda en casa por sus siglas en inglés (Stay At Home Girlfriend).

Alena Kate Pettitt es la precursora de las trad wives, el movimiento de mujeres que aboga por volver a lo doméstico, de disfrutar atender a tu esposo, labores del hogar e hijos. Es decir, lejos del perfil de “mamá luchona” con el que los progresistas suelen celebrar días como hoy, 10 de mayo.

A simple vista es solo una decisión personal tan respetable como cualquier otra. Siempre ha existido un sector de mujeres que no se identifica con el ala feminista ni con una relación sin dependencia… ni de plano sin una relación.

Pero algo no cuadraba pues en 2016 Pettitt lanzó Ladies Like Us: A Modern Girl’s Guide to Self-discovery, Self-confidence and Love (Damas como nosotras: Una guía moderna para el autoconocimiento, la autoestima y el amor) que se convirtió en best-seller y punto de partida de The Darling Academy, la web en la que anima a “las amas de casa tradicionales” a abrazar su rol en la casa y en la familia.

Para 2020 la tendencia se viralizó y con el confinamiento del covid se adentró en Tik Tok. El dinero entró por las redes y lo tradicional salió por la ventana. Y aquí es donde no hay correlación entre la vida de ensueño sin preocupación por las finanzas. Pues, al parecer, Pettitt olvidó que, dentro del rol tradicional, el esposo es quien debería de fungir como proveedor y ella ajustarse al nivel de vida que se le pueda proporcionar en lugar de estar buscando monetizar.

Pero no solo en eso terminó la parte tradicional. Hace unos meses Alena le confesó a la periodista de The New Yorker, Sophie Elmhirst, que, ahora que su hijo está más grande, tiene ganas de volver a trabajar y hasta considera separarse: “Nunca se sabe qué puede pasar en el futuro y yo estoy protegida financieramente, que es lo que hacemos tradicionalmente las mujeres inteligentes Quizá eso no sea tan ‘trad’”.

Algo similar confesó una de las más famosas #SAHG, que es lo mismo que las #tradwives pero sin contrato matrimonial, Kendal Kay, cuyo testimonio en Newsweek muestra cómo efectivamente en una estafa solo hay un bobo: el que cae.

“Me critican a menudo por no ser independiente desde el punto de vista financiero pero yo me siento muy segura. Me preguntan mucho: ¿No es demasiado arriesgado lo que haces? ¿No es abuso financiero, además? La verdad es que no hablo a menudo de esto en mis videos, pero creo que para cualquier mujer que se decida a llevar este estilo de vida es muy importante antes que se asegure cierta autonomía financiera. Yo, por ejemplo, tengo ahorros de cuando trabajaba mucho. Y además soy capaz de generar dos mil dólares al mes con el contenido que hago en redes”. Es decir, “no trabajar es su trabajo, una pose que cultiva para monetizar.” (El País).

}¿Realmente hay una añoranza por los valores de antaño tras las seguidoras de estas influencers? ¿O solamente las ganas de tener dinero fácil sin hacerlo evidente? Al final de cuentas, ellas solo lo saben. Pero por el momento, sus gurús ya tienen sus verdaderas provedoras en ellas, no en sus maridos.
Fuente: milenio.com

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