Empleo femenino, entre la informalidad y la pobreza

Empleo femenino, entre la informalidad y la pobreza

Por: Claudia Corichi

Las brechas de género se evidencian con más fuerza en el plano económico. Del total de la población, es mayor el número de mujeres que se encuentran desempleadas, en la informalidad, las que menos ingresos obtienen y quienes más tiempo dedican a las labores domésticas y de cuidados. Sin ingresos estables, se crea una espiral de inequidad social, carestía e incremento de la pobreza y el abandono.

Resulta una paradoja que del universo de mujeres ocupadas en el país que en mayo fue de 23.6 millones, la mayoría obtenga un salario mínimo, en contraste con el valor económico de las labores domésticas y de cuidados que realizan (trabajo no remunerado) equivalente al 26% del Producto Interno Bruto nacional.

El mercado de trabajo discrimina porque no otorga ingresos acordes a las funciones, actividades y responsabilidades que ejercen las mujeres. El 73% que están ocupadas en un empleo recibe hasta dos salarios mínimos de acuerdo con el Inegi, equivalentes a unos 12 mil 500 pesos mensuales.

La discriminación también se reproduce en los niveles más altos de dirección en el servicio público o el sector privado, al percibir un pago menor aun cuando ocupan los mismos puestos de mando que los hombres.

El mercado de trabajo es injusto con el talento, la mano de obra calificada y las habilidades de las mujeres al asignarles bajos salarios, al tiempo que desconoce que el monto del trabajo no remunerado en el país asciende a 7 billones, que en su mayoría es realizado por nosotras.

El mercado laboral es excluyente. Aunque suele tener variaciones mensuales, la tasa de mujeres que laboran en la informalidad se mantiene en los mismos niveles desde hace años (56%). Es mayor el número de las que se encuentran en esa condición (13.2 millones) que les priva de estabilidad laboral, prestaciones y seguridad social, que aquellas que se encuentran en el mercado formal de trabajo (10.4 millones).

Coneval nos informa que al primer trimestre de 2023, los hombres ocupados reportaron un ingreso laboral mensual de 7 mil 480 pesos y las mujeres de 5 mil 860, lo que demuestra que la brecha se mantiene, pues el ingreso laboral de los hombres es 1.3 veces que el de las mujeres.

Dedican 40 horas a la semana a las actividades de labores domésticas y de cuidados, lo que les impide la búsqueda y sostenimiento de un empleo y la obtención de ingresos para adquirir la canasta básica y cubrir otros satisfactores. Esta circunstancia lo mismo se presenta en zonas urbanas que rurales explicando lo que se conoce como feminización de la pobreza.

El indicador de pobreza de Coneval reportó en 2020 que el número de mujeres en situación de pobreza a nivel nacional fue de 29.1 millones (44.4% del total), mientras que el porcentaje en situación de pobreza extrema fue de 8.5%. La carencia por acceso a la seguridad social sigue siendo la principal en la población de mujeres que afecta a más de 33 millones.

Aquellas que se encuentran en condición de pobreza, dejan de contribuir al bienestar de sus familias no pueden ejercer sus derechos ni disponer de satisfactores esenciales.

Empleos dignos, de calidad y acceso a los servicios públicos y sociales en condiciones de igualdad, resultan elementos fundamentales para mejorar la calidad de vida y combatir la pobreza, que pasa por promover sociedades inclusivas. De otra forma, la desigualdad económica de las mujeres en México persistirá y esto es inaceptable.

Fuente: elsoldemexico.com.mx

Chulosio, Sexylia y el colchón

Chulosio, Sexylia y el colchón

Por: Cecilia Soto González

La fuente de la violencia política en razón de género proviene de la creencia de que el ejercicio del poder pertenece exclusivamente a los hombres, que éste es y debe ser monopolio del patriarcado y que, si llega una mujer a ejercer alguna responsabilidad importante, debe ser en calidad de Juanita: apenas un instrumento del verdadero dueño del poder. Esta idea lo impregna todo, literalmente como el aire que respiramos y es un reflejo condicionado en la mayoría de los hombres y muchas, demasiadas mujeres. Ellos y ellas creen explícita o subliminalmente que las mujeres no están para mandar, por el contrario, nacieron para obedecer. Esta visión del orden de las cosas en el mundo se va adquiriendo poco a poco desde antes del nacimiento; desde la ropita rosa para las niñas y el severo azul para los niños. Desde el orgullo de tener un hijo varón y la decepción pública o secreta de que la primogénita sea niña. Desde el hecho de que las mujeres no tengamos apellidos propios y todos, los dos del padre y la madre, los cuatro de los abuelos, los ocho de los bisabuelos o los dieciséis de los tatarabuelos, todos son, en realidad, apellidos paternos.

Y de ahí para adelante, cada peldaño en el desarrollo de niños y niñas va reforzando la propuesta de ciertos roles y formas obligatorias de vivir la vida para las mujeres y otras para los hombres. Se refuerza también la percepción de subordinación de las mujeres con nuestra ausencia en posiciones de toma de decisiones importantes. Las imágenes de las salas de juntas, de los liderazgos de los partidos, de los sindicatos, de los organismos empresariales sólo con hombres. Pero se trata de una visión adquirida social y culturalmente y, por tanto, no está grabada en el ADN de niños y niñas. Reformar la sociedad para que acepte la premisa de la igualdad, introducir cambios como la obligación de la paridad, crecer en un hogar o ambiente igualitario en el que no hay roles preestablecidos y, por el contrario, hay la libertad de ser lo que se quiera y pueda. Igualdad es la revolucionaria consigna feminista que desde hace un siglo ha venido debilitando los cimientos del machismo y del patriarcado hasta convertirse en un tsunami imparable. Y viene la reacción ante ese desafío. Es decir, la práctica de la violencia política en razón de género es, antes que nada, una expresión reaccionaria, una herramienta profundamente conservadora precisamente porque quiere conservar lo practicado por siglos.

El uso desafortunado de la expresión “aguantar vara” por parte de la directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Nadine Gasman, al intentar comunicar que no toda referencia negativa a la presencia de las mujeres en la política es violencia política en razón de género hizo aflorar este debate. La expresión se ha venido utilizando en el lenguaje cotidiano como sinónimo de resistencia o “aguante” ante situaciones difíciles, pero en realidad tiene su origen en el mundo taurino con otro sentido. El toro que reacciona con furia al hostigamiento con varas demuestra que será un toro bravo para la lidia.

Van algunos ejemplos de cómo el machismo lo tiñe todo. Durante la campaña presidencial de 1994, a Luis Donaldo Colosio, muy apuesto y con una hermosa voz de barítono, las mujeres le decían Chulosio. A mí me decían Sexycilia. A la gente le extrañaba que el adjetivo me enfureciera: debía aceptarlo como un piropo. Pero mientras que el Chulosio subrayaba una más de las razones para votar por mi paisano, lo supuestamente sexy no me hacía más presidenciable, al revés.

Lo mismo puede decirse del caso de Enrique Peña Nieto. “Enrique, bombón, te quiero en mi colchón” y las muchas historias de su éxito entre las mujeres agregaban razones para votar por EPN. ¿Y el trato para Josefina Vázquez Mota? Plantarle en el primer debate una modelo con un escote kilométrico y curvas más pronunciadas que las de la carretera a Cuernavaca para contrastar con la apariencia discreta de la candidata panista, para no hablar de la violencia sistemática que se ejerció contra ella.

Pero veamos esas diferencias en el ejemplo de las menciones repetidas y obsesivas del Presidente contra Claudio X. González y contra Xóchitl Gálvez. ¿Ataca a Claudio? Me parece que no tanto. Al describirlo como el poder detrás de todo ataque contra su gobierno subraya como natural el éxito económico y el poderío en un hombre. Cuando lo señala como el verdadero poder detrás de ese huracán que se llama Xóchitl Gálvez, el Presidente refuerza la percepción de los hombres como todopoderosos y las mujeres como dependientes y manipulables, incapaces de alcanzar el éxito económico de forma independiente, sin duda, violencia política en razón de género. El Presidente, reaccionario y ultraconservador, no soporta la imagen de una mujer exitosa, autónoma y que lo desafía no como un toro bravío, sino con humor e inteligencia. Y en 2024, con humor e inteligencia y los votos de millones de mujeres le ganaremos al patriarcado instalado en Palacio Nacional.

Fuente: excelsior.com.mx

Barrera flotante: una advertencia oportuna

Barrera flotante: una advertencia oportuna

Por: Claudia Ruíz Massieu

El pasado 8 de junio, el gobernador de Texas, Greg Abbot, anunció la construcción de una barrera flotante en la zona central del río Bravo, para impedir el paso de migrantes hacia Estados Unidos a través de su cauce. Los primeros 300 metros se colocaron entre las ciudades de Eagle Pass y Piedras Negras.

Esta barrera, hecha de boyas con púas, es parte de la operación “Lone Star”, puesta en marcha para blindar la frontera del crimen organizado y los flujos migratorios irregulares. Entre otras cosas, tal programa contempla el traslado inmediato de inmigrantes detenidos hacia ciudades santuario, así como flanquear la orilla del río con vallas alambradas.

Es importante señalar que el gobierno de Texas no tiene atribuciones legales para realizar obras ni colocar objeto alguno en el río Bravo. Por ello, la muralla flotante no sólo viola las normas del derecho internacional entre México y Estados Unidos, sino que transgrede la jurisdicción del propio gobierno federal estadounidense. Y, como tal, debe ser eliminada.

La semana pasada, el Departamento de Justicia presentó una demanda en contra del estado de Texas. La administración del presidente Joe Biden llevó a tribunales la mencionada barrera, por ser ilegal, además de un grave riesgo para la seguridad, el medio ambiente y los derechos humanos.

Por su parte, la cancillería mexicana ha presentado dos notas diplomáticas al gobierno estadounidense. Una, para señalar que la instalación de la barrera incumple los tratados internacionales en materia de límites y aguas. La otra, para precisar que las boyas colocadas están en el cauce del lado mexicano: un agravante a la decisión ilegal e injustificada del gobierno local.

Acciones como las de Abbot son estrategias de campaña que buscan, de cara a las elecciones de noviembre de 2024, granjearse el respaldo de una base electoral cada vez más hostil hacia México. En particular, encuestas recientes muestran que quienes se identifican como republicanos —que durante décadas habían respaldado la integración binacional— hoy están prácticamente divididos: 46 por ciento consideran a México un aliado, pero 43 por ciento un enemigo (YouGov, 2023).

La iniciativa del gobernador de Texas retoma las mismas premisas de Donald Trump, quien desde 2016 propuso el muro fronterizo, promesa malograda pero que tantos votos le dio. Hacia 2024 se pretende alimentar los mismos estereotipos, los mismos prejuicios y el mismo odio, en nombre de la competitividad electoral.

La barrera flotante texana es una advertencia oportuna sobre las medidas infames que algunos políticos están dispuestos a promover para incrementar su reconocimiento público. La presencia de perfiles como el del expresidente Trump o el gobernador Ron DeSantis (Florida) en la contienda interna del Partido Republicano vaticina una campaña en la que México y los mexicanos seremos nuevamente objeto de críticas infundadas, falsas acusaciones e injustas descalificaciones.

El gobierno mexicano debe anticipar una estrategia y acciones puntuales para defender a la comunidad mexicana en Estados Unidos ante la nueva oleada nativista y xenófoba que vendrá con las campañas de 2024. En este empeño, encontrará respaldo por encima de divisiones ideológicas o de partido. Estamos a tiempo.

Fuente: heraldodemexico.com.mx

Barrera flotante: una advertencia oportuna

Educación: Un legado histórico

Por: Claudia Ruiz Massieu

El Sistema Educativo Nacional es uno de los referentes más exitosos del Estado mexicano construido por los gobiernos del régimen posrevolucionario. Durante los últimos 70 años, el porcentaje de personas analfabetas de 15 años o más disminuyó prácticamente diez veces: de 44% en 1950 a sólo 4.7% en 2020. En el mismo periodo, las escuelas se han multiplicado en la misma proporción: de 25 mil en 1950 a casi 260 mil centros educativos (de educación básica a media superior) en 2021. En la cintura del siglo pasado había 25.8 millones de compatriotas y en 2020 el censo indicó que ya éramos 126 millones.

Muchos de los esfuerzos educativos del siglo XX se emprendieron bajo el liderazgo de Jaime Torres Bodet como secretario de Educación Pública. La unificación del gremio magisterial en el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación, las misiones culturales, el llamado Plan de once años para el mejoramiento de las escuelas y la fundación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos son sólo algunos ejemplos.

Sin embargo, prácticamente todos los gobiernos, desde la Revolución Mexicana hasta la transición democrática, han contribuido a consolidar y fortalecer las instituciones, la legislación, la infraestructura y los programas educativos, con el propósito de garantizar el derecho a la educación y mejorar la calidad educativa para los alumnos.

El legado de varias décadas comprende una serie de reformas –como la de 1993, que consolidó el derecho a la educación en el texto constitucional; o la de 2013, gracias a la cual el Estado decidió recuperar la rectoría del sistema educativo–, diez generaciones de libros de texto gratuitos, así como la creación de instituciones fundamentales como la Universidad Pedagógica Nacional o el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos.

Ya en el siglo XXI, uno de los más notables logros en materia de educación fue el Programa Escuelas de Tiempo Completo, que comenzó en 2007 y se expandió rápidamente hasta operar en más de 25,000 escuelas, que daban cobertura a más de 3 millones de alumnos en 2016. Su expansión atendió con prioridad áreas marginadas. Y su evaluación ha reconocido su contribución a cerrar brechas e incrementar la equidad del sistema educativo.

En las últimas semanas, la Nueva Escuela Mexicana y la última generación de los libros de texto gratuitos para estudiantes de primaria y secundaria han sido objeto de polémica por distintas razones: criterios para el proceso de enseñanza-aprendizaje ajenos a “los resultados del progreso científico” y contrarios a la lucha “contra la ignorancia y sus efectos” del artículo 3º constitucional; incumplimiento de la ley en el proceso de diseño, elaboración y edición de los libros; desacato de una suspensión judicial que ordenó detener su distribución; pero, sobre todo, una serie de graves insuficiencias en la estructura y el contenido de los nuevos materiales educativos.

La polémica no es novedosa; de hecho, desde la primera edición de libros de texto gratuitos, prácticamente todos los cambios en materia educativa han sido objeto de debate; y han concitado reacciones de distintos sectores: padres de familia, maestros y sociedad civil.

Sin embargo, lo que sí es nuevo es el retroceso advertido por especialistas en la pedagogía que se impulsa para el proceso educativo y sus correspondientes libros de texto. Las deficiencias más graves son en áreas cruciales, como el aprendizaje de las matemáticas, que ahora están integradas como parte de campos formativos. En suma, los libros también utilizan inadecuadamente algunos conceptos y la presentación de los temas carece de una organización secuencial de los conocimientos, necesaria para un aprendizaje adecuado.

El objetivo fundamental de modificar el modelo, los programas o materiales educativos debe ser adaptarlos a las necesidades y tendencias actuales, para darle a las niñas, niños y jóvenes más y mejores herramientas para su formación y los retos que el conocimiento les permitirá enfrentar y superar. El nuevo modelo educativo y sus libros de texto gratuitos hacen todo lo contrario. Desprecian el legado histórico de varias generaciones. Y podrían empeñar el futuro de al menos una generación.

Fuente: eluniversal.com.mx

Libros de texto: ¿No que primero los pobres?

Libros de texto: ¿No que primero los pobres?

Por: Saraí Aguilar Arriozola

Los nuevos libros de texto van a estar listos para el reinicio a clases del 28 de este mes. Con esta frase se sentenció desde la conferencia matutina en Palacio Nacional el destino de miles de infancias y adolescencias.

Una sentencia a la desigualdad, al acceso no equitativo del conocimiento. A perpetuar las eternas diferencias entre el que tiene y no tiene, pero hoy trasladadas al poder acceder a una educación de calidad.

La educación pública busca “garantizar acceso a la educación a toda la población sin discriminación alguna”. Históricamente busca resarcir las diferencias y promover así un futuro en igualdad de condiciones para aquellos que transiten por las aulas. Un factor de movilidad social para los hijos de los obreros, para el pueblo.

No obstante, ese pueblo al que tanto mencionan cuando de hacer proselitismo se trata será el principal perjudicado con los nuevos libros de texto. Para comprender la dimensión del alcance de la educación pública, de los estudiantes inscritos de 3 a 29 años, 89.7 por ciento cursó el ciclo escolar 2021-2022 en escuelas públicas y 10.3% en escuelas privadas. En educación superior, la población inscrita en escuelas privadas fue mayor al resto de los niveles educativos (25.6 por ciento).

En México no son nuevas las carencias del sistema público. No se le pueden adjudicar en su totalidad al actual sexenio las deficiencias en instalaciones y sueldos. Lo que sí se le debe achacar es que ya no tengamos la posibilidad de evaluar el avance de los estudiantes, pues debemos recordar que a partir de este sexenio se eliminaron las pruebas como Planea y Enlace. Y lo que no se mide es imposible compararlo o mejorarlo.

Así que con los nuevos textos se va a ciegas. De acuerdo con Marx Arriaga, director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública, se han utilizado los libros como misiles políticos, siendo él mismo quien a contentillo muestra fragmentos para pelear rabiosamente en Twitter con el expresidente Felipe Calderón. Basta con revisar su publicación fijada en esa red en la que haciendo uso de un libro de texto (aparentemente para docentes), muestra una hoja donde hace una referencia al sexenio calderonista y completa con la siguiente redacción “No se preocupe expresidente @FelipeCalderon, usted está incluido en Un libro sin recetas (fase 6)… El magisterio no olvidará la herencia de su periodo. Nosotros trabajaremos sin descanso para lograr una transformación educativa y recuperar la educación pública”. ¿Entonces doctor Arriaga? ¿Entonces sí se puede usar los libros como polarizadores sociales?

Es una lástima que se estén ejerciendo recursos públicos en libros para que el autodenominado “peleador callejero” tenga municiones para sus pleitos virtuales. Debería de pensar que no todos ni todas tienen la oportunidad de estudiar en el extranjero, ni de ostentar un posgrado en la Complutense como él puede hacerlo. Para el pueblo, libros con errores. Para los funcionarios, doctorados en el extranjero.

Fuente: mujeresmas.com.mx