por Maura Arredondo | Sep 3, 2024 | De las plumas 50+1
Mientras los siempre conocedores nunca desconocedores del arte critican la música pop y a los intérpretes de moda por no ajustarse a los cánones del “buen gusto”, hay quienes transforman realidades. Ejemplo de ello es Taylor Swift.
Mientras la estrella de 34 años recorre Europa este verano con su gira, continúa su tendencia de donar a bancos de alimentos en el camino y según una organización benéfica en Liverpool —donde Swift se presentó tres noches en el Anfield Stadium— una reciente contribución de la cantante cubrirá brechas cruciales en sus esfuerzos de recaudación de fondos, proporcionando comidas para todo un año.
“Es el regalo más increíble”, dijo Rich Jones, director ejecutivo de St Andrew’s Community Network a The Guardian en una entrevista publicada el martes 25 de junio.
“Debido a los precios en aumento, la necesidad creciente y las donaciones en declive, hemos tenido que subsidiar nuestra comida nosotros mismos durante mucho tiempo”.
Pero al margen de la obra altruista que realiza, esto nos sirve para prestar atención a un problema de fondo y es la dificultad mayor en un país primermundista para sus pobladores de tener acceso a los alimentos.
El aumento de los precios de los comestibles y el general aumento del costo de la vida en el país del norte han ocasionado que los bancos de alimentos en Estados Unidos se enfrenten a dificultades para atender a los más de 49 millones de ciudadanos cuya comida depende de este tipo de organizaciones, una cifra que, incluso, ha superado a la vista durante la pandemia, lo cual ha sido reportado por diversos medios, entre ellos ABC News.
El déficit de financiación anual entre lo que se necesita en asistencia alimentaria y lo que proporciona el gobierno federal es de aproximadamente 33 mil millones de dólares, según Feeding America, una red de bancos de alimentos, despensas y programas de comidas locales.
Y si bien para muchos el apoyo que proporciona la intérprete parece irrelevante al compararlo con su fortuna, nos deja entrever que estamos pasando a una era donde los subsidios gubernamentales no alcanzan. El fin de la financiación gubernamental de ayuda por la pandemia ha exacerbado estos problemas.
En 2020, en el apogeo de la pandemia, el gobierno estadunidense amplió el programa de Crédito Tributario por Hijos para familias de bajos ingresos. Los legisladores permitieron que la política expirara a fines de 2021. Y es ahí donde los donadores privados entran.
Esto deja dos lecciones: los privilegios no se deben demonizar si se promueve el beneficio de otros. Y dos, el buen gusto de los críticos para fustigar a los artistas que no cumplen con sus exquisitos estándares serviría mejor si tomaran el ejemplo.
Fuente: fusilerias.com
por Maura Arredondo | Ago 28, 2024 | De las plumas 50+1
El 30 de agosto se cumplen tres años del final de la misión estadunidense en Afganistán que comenzó después de los atentados de septiembre 11. Ese día partió el último avión que completaba la evacuación de 120 mil personas de origen extranjero ante el avance del Ejército Talibán hacia la capital Kabul. Prácticamente ningún extranjero decidió permanecer en suelo afgano por las restricciones y las duras medidas adoptadas por el régimen extremista que han reaparecido contra mujeres y niñas.
En estos años la situación económica y social del país ha empeorado, producto del aislamiento con el resto del mundo por el fanatismo y la intolerancia del grupo en el poder. Estados Unidos y la Unión Europea suspendieron relaciones diplomáticas y cualquier tipo de negocios; agencias de Naciones Unidas y organismos no gubernamentales abandonaron ese territorio ante la falta de garantías y de seguridad.
Tras ser desplazados del poder en 2001, los talibanes impusieron su versión más radical de la sharía (ley islámica) en los territorios rurales que dominaban tanto en Afganistán como en la vecina Pakistán. La mano dura iba dirigida contra la educación y las mujeres, a las que prohibieron salir de casa si no eran acompañadas de un varón. Destruyeron escuelas y monumentos históricos como las estatuas de Buda en la provincia de Bamiyán.
La valentía de Malala Yousafzai en denunciar públicamente el cierre de escuelas y la prohibición de las niñas de asistir a la secundaria casi le cuesta la vida a manos de milicianos talibanes que le dispararon por “promover la cultura occidental”. Malala fue reconocida con el Premio Nóbel de la Paz hace una década.
Sin embargo, su lucha y los avances alcanzados se desvanecieron y las grandes perdedoras son todas las mujeres que viven en un clima de terror y zozobra permanentes por el radicalismo del movimiento talibán que ha cometido incontables abusos contra los derechos humanos. Una ley de moralidad de 35 artículos promulgada la semana pasada prohíbe que se escuchen las voces de mujeres en espacios públicos y que sus rostros se muestren en la calle; estos tendrán que estar cubiertos bajo el hiyab (velo islámico) para evitar “causar tentación”.
La norma, ratificada por el líder espiritual supremo tiene el propósito de “combatir el vicio y promover la virtud”; también prohíbe el uso de cosméticos o perfume con el fin de que no imiten a las mujeres no musulmanas. Se les niega mirar a hombres que no sean sus parientes y abordar un transporte si no van acompañadas de un “tutor”. Evitar en público la voz de las mujeres incluye cantar, recitar o hablar frente a un micrófono.
La sevicia contra las mujeres en Afganistán ha despertado un rechazo unánime en todo el mundo. Preocupa la indefensión y el estado de terror al que son sometidas en su vida diaria. Se trata en los hechos de millones de mujeres que viven en una especie de prisión al aire libre desde que nacen. A partir de que el grupo fundamentalista retomara el poder en 2021, la situación de niñas y mujeres no ha hecho sino empeorar al estar envueltas en una espiral que las deshumaniza, las invisibiliza, las desprecia y ahora, las silencia.
La lucha continúa mientras una niña no pueda ir a la escuela, mientras vivan violencia detrás de un hiyab impuesto, mientras se prohíba su voz en público. Es inhumano, es desgarrador y es imposible desde todos los lugares del mundo no alzar la voz y exigir que esto pare.
Fuente: elsoldemexico.com.mx
por Maura Arredondo | Ago 27, 2024 | De las plumas 50+1
La elección presidencial de Estados Unidos marcará un hito en un país que, además de ser la mayor potencia global, es nuestro vecino, alberga 38 millones de personas de origen mexicano y es nuestro principal socio comercial. La pregunta se impone: ¿Quién le conviene más a México en la Casa Blanca, Donald Trump o Kamala Harris?
La compleja relación entre México y Estados Unidos es interdependiente y asimétrica. Los temas bilaterales son vastos, pero tres dominan la agenda: seguridad, migración y comercio. Dada la complejidad de estos, como dijo Jack el destripador: ¡Vamos por partes! En esta entrega nos concentraremos en el tema migratorio.
Es fundamental entender que los Presidentes de Estados Unidos gobiernan para su país y ven a México en función de sus propios intereses. La Casa Blanca recibirá a alguien que, en el mejor de los casos, vea a México como un vecino útil, y en el peor, como un mal necesario. Dicho esto, vale recordar que durante su mandato, Trump recurrió a la amenaza para convertir a México en un muro fronterizo. En mayo de 2019, bajo la presión de imponer aranceles a productos mexicanos, nuestro país aceptó, sin oponer la menor resistencia, controlar los flujos migratorios hacia Estados Unidos. A lo largo de estos años, incluidos los de la Administración de Joe Biden, México ha jugado, con mayor o menor rigor, el rol de «policía migratorio».
Muchos advierten que los demócratas «son peores», señalando a Barack Obama, quien deportó a más de 3 millones de migrantes a lo largo de sus dos mandatos (2009-2017), ganándose el mote de «deportador en jefe». También argumentan que la candidata demócrata ha endurecido su postura respecto a la migración. Mientras en 2020, Harris promovía propuestas progresistas como cerrar los centros de detención de migrantes, a principios de este año ayudó a construir un acuerdo bipartidista de línea dura sobre seguridad fronteriza, que incluía millones de dólares para la construcción del muro. Trump frustró el acuerdo, pero Harris ha afirmado en su campaña que relanzará este rígido proyecto.
Según el Pew Hispanic Center, ocho de cada 10 estadounidenses consideran que su gobierno está haciendo un mal trabajo de control fronterizo. Además, casi la misma proporción afirma que la situación migratoria es una «crisis» o un «problema importante» para su país. Ante esto, no sorprende que los actores políticos de ambos partidos hayan endurecido su postura en el tema.
¿Habrá una política migratoria de mano firme en Estados Unidos llegue quien llegue a la Casa Blanca? Sí. ¿Habrá deportaciones de migrantes gane quien gane? Sí. Entonces, ¿da lo mismo Trump que Harris? No.
Existen algunas diferencias significativas entre los candidatos. La primera es la criminalización del migrante como culpable de todos los males de Estados Unidos, que enarbola Trump, quien ha llegado al extremo de decir que los migrantes «envenenan la sangre» del país. Este discurso tiene consecuencias. Los crímenes de odio contra los migrantes aumentaron 20 por ciento durante su Gobierno (2017-2021).
La segunda, radica en las deportaciones. Las Administraciones de Obama y Biden se centraron en deportar a migrantes recién llegados o bien con antecedentes criminales, mientras buscan vías de regularización para quienes llevan años en el país. Ejemplos de esto son la protección a cónyuges indocumentados de ciudadanos estadounidenses y la facilitación de visas de trabajo para los Dreamers.
Además, un eventual regreso de Trump podría significar el relanzamiento de políticas migratorias más agresivas, como el programa «Quédate en México», que obligó a solicitantes de asilo a esperar sus audiencias en territorio mexicano, en condiciones de vulnerabilidad, o el «Título 42», implementado durante la pandemia de Covid-19 para expulsar migrantes sin darles la oportunidad de solicitar asilo, usando la salud pública como pretexto. Tampoco puede desestimarse el riesgo de que, de volver a la Casa Blanca, el ex Presidente cristalice su promesa de llevar a cabo la mayor deportación masiva de la historia estadounidense (11 millones de personas).
Por último, está el cauce de la relación bilateral. Trump ha demostrado preferencia por los exabruptos y chantajes, dejando de lado la vía institucional. En contraste, un triunfo de Harris, aunque lejos de ser un escenario perfecto, ofrecería a México una contraparte más estable, que favorecería los cauces institucionales.
Para ilustrar, recuérdese la fábula de la cabra: un hombre judío, agobiado por el poco espacio en su casa, donde vivía con su esposa y 10 hijos, buscó el consejo de su rabino. El rabino le sugirió llevar una cabra a la casa. Aunque sorprendido, el hombre siguió el consejo. Un mes después, desesperado, regresó con el rabino diciendo que la situación ahora era insoportable. El rabino entonces le aconsejó sacar la cabra. Al hacerlo, la familia sintió que la casa era más amplia y tranquila que antes. En la relación México-EU, Trump bien podría ser esa «cabra».
Fuente: reforma.com
por Maura Arredondo | Ago 27, 2024 | De las plumas 50+1
Inmensas son las deudas de este sistema con las mujeres. Para las académicas o activistas una política social mira a las más pobres, quienes históricamente se han quedado atrás. Pero en discriminación somos muchas más.
La Ciudad de México durante décadas fue el centro político, social y económico del país, donde se construyó el espacio de trabajo y explotación económica para millones de mujeres. Cómo olvidar a las taponeras, las costureras, las dependientes en el comercio, las cigarreras del Buen Tono, obreras siempre presentes en protestas sindicales, en huelgas, demandas y negociaciones.
Aún duele la condición de las costureras revelada en 1985. Tanto como la de las telefonistas, telegrafistas, burócratas, todas determinantes para el crecimiento económico y la productividad de la capital, tanto como las emprendedoras, esa masa femenina de la informalidad. Una faena inolvidable fue la de las trabajadoras de los bancos.
Hoy estamos en el teletrabajo, las agencias de relaciones públicas, los servicios y otras, actividades feminizadas. Encima hacemos posible la buena vida en la familia y la sociedad, con tareas invisibles, no remuneradas, en la otra línea de ensamble. Como amas de casa, con dobles o triples jornadas de trabajo.
Por ello el halo de esperanza por el nombramiento de Inés González Nicolás, asignada a la Secretaría del Trabajo de la ciudad, por Clara Brugada Molina. Inés inició su carrera sindical cuando el presidente José López Portillo nacionalizó la banca en 1982. Es sindicalista de cuerpo completo y es muchos títulos, pero sobre todo tiene conocimiento. Sabemos que conoce el campo y sus entramados. Nutrida por la visión feminista, desde los años 80 contribuyó a la larga disputa por el reconocimiento a las trabajadoras por patrones y dirigentes sindicales. Participó en los grupos autónomos discutiendo desde el feminismo cómo derribar al charrismo sindical y su machismo; identificando a la violencia feminicida dentro y fuera de los espacios laborales.
Sabe el valor del diálogo al interior de los sindicatos, grandes y pequeños. Conoce los cambios en la Ley federal del trabajo; forma parte del empeño para lograr la representación paritaria en las direcciones sindicales.
Por eso el halo de esperanza. Es tiempo de mirar a las trabajadoras, más allá de la parafernalia de los “apoyos sociales”, hacer real la seguridad y la previsión social para todas. Obreras o universitarias.
Inés González Nicolás tiene experiencia nacional e internacional, dirigió la Federación Nacional de Sindicatos Humanitarios. De conducta y carácter mesurado; cree en la contratación colectiva, en el trabajo decente, en la justicia, las leyes y los convenios internacionales de la OIT.
Al lado de Inés estará otra probada feminista, Daphne Cuevas Ortiz en la Secretaría de las Mujeres, quien además de sus títulos, desde 1993 trabaja activamente en el movimiento feminista nacional y latinoamericano. Ha seguido de cerca los cambios legislativos, como Inés, tiene experiencia en el diálogo y procura la templanza estratégica. Se hizo feminista militante desde jovencita. Cree que esta es la vía para mejorar la condición de las mujeres. También tiene títulos, pero sobre todo conocimiento sobre las mujeres de la Ciudad de México, de sus derechos humanos, políticos, sexuales y reproductivos. No es dogmática.
Ambas se han distinguido en la lucha feminista y la pluralidad en la política de género. Una debe confiar en que las cosas pueden cambiar y será posible evitar que siga creciendo la confrontación y la indiferencia frente a la sociedad civil y los grupos de mujeres feministas. Ojalá y la esperanza que ahora me mueve se convierta en realidad. Veremos.
Fuente: elsoldemexico.com.mx
por Maura Arredondo | Ago 27, 2024 | De las plumas 50+1
Ante la inminente gran Reforma al Poder Judicial, la pregunta es: ¿Resolverá los problemas de injusti- cia en los Estados Unidos Mexicanos? Como ciudadana y abogada he aprendido en palabras sencillas que “en una sociedad no puede haber paz si no hay justicia”. Como en todos lados, donde hay bueno hay mejor, y donde hay malo hay peor, por simples que pudieran resultar las palabras.
Ante el planteamiento inicial de una reforma al Poder Judicial urge acudir a la simplicidad, lo que de ninguna forma quiere decir acudir a lo mal hecho. Como todo procedimiento científico, se necesita de la observación inicial, hasta llegar a las evidencias contundentes. Lo cierto es que, de las calles de la ciudad hasta el más alto tribunal, que no únicamente implica a las autoridades mexicanas, sino a las manifestaciones de organismos internacionales, las evidencias del reclamo ante la ineficiente impartición de justicia en México son un hecho inobjetable. En México hay injusticias inaceptables e inaplazables, se vaya de menos a más o de más a menos, como gusten, el resultado es el mismo desde las resoluciones de Juzgados Mixtos de Paz, Tribunales Locales, Federa- les, Suprema Corte de Justicia, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Corte Penal Internacional, entre muchos más.
México, en materia de justicia, le queda a deber por mucho a la ciudadanía; es decir, alcanzar la paz tan anhelada se ve difícil. Es importante considerar también que tampoco se observa que los costos de reformas y propuestas hayan funcionado, y los costos
se cuentan no sólo en billones de pesos perdidos, sino en un recurso no renovable: el tiempo, basta ahondar en la reforma penal del 2008.
Aumentar el número de ministros en la Suprema Corte de Justicia era necesario, pero también es evidente que, aunque aumentó la burocracia, no arroja una impartición de justicia más eficiente. El problema de la Reforma al Poder Judicial, que ya está aquí, en el que en apariencia se está pidiendo en primera instancia la participación ciudadana, para luego pasar a todos los actores judiciales desde las y los abogados, las barras de abogados, universidades, autoridades y mil etcéteras. Se puede abordar desde muchas ópticas, lo que desde luego manifiesta buenas y malas voluntades y también pésimo tino en erróneas opiniones.
Cualquier persona con un poco de sentido común, ante una operación inminente, así fuera la más igno- rante que puedan ustedes imaginar, únicamente permitiría que la operara una o un doctor, es decir, alguien con conocimientos en medicina. Pregunto yo: ¿Para qué caer en el absurdo de preguntarle a la ciudadanía que sus jueces y magistrados se escojan por voto popular?, cuando se requiere que quienes imparten justicia, al igual que en la medicina, tengan los conocimientos para hacerlo.
Es decir, sí es cierto que hay mucho que resolver en materia de justicia en el país, pero los absurdos, la burla y la mofa, los revanchismos políticos, la búsqueda de proteccionismos, no llevarán a nadie a ningún buen puerto. Por el contrario, se llegará a una puerta conocida y peligrosísima, al “escarnio social”, que ello atiende más a las pasiones humanas que a la anhelada justicia. Nada más peligroso que abrir puertas falsas y engañosas con argumentos falaces, que no suman en nada, que los da quien detenta el poder, pero que en el caso de la justicia carece de razonamientos válidos y atasca al país entre quienes usan al Poder Judicial para revanchas políticas, al legislativo para ocurrencias y al ejecutivo se encierra en un microcosmos alejado de la realidad de la ciudadanía, quien paga costos e injusticias.
Si bien es cierto que los tres poderes en que está constituido el país (ejecutivo, legislativo y judicial) requieren de conexiones, también lo es que necesitan independencia y autonomía. A últimas fechas, esta autonomía no se observa, sino que, por el contrario, se ha pretendido politizarla, cosa delicada, puesto que impacta la estabilidad económica.
Hay problemas en el Poder Judicial sin duda, pero de ninguna manera es aceptable que éstos se exacerben y se imponga el poder en turno con experimentos que en suma disfrazan estrategias políticas que ponen en vilo la seguridad jurídica de la nación mexicana. Confunden todo espectro desde el estudiantado en Derecho, como a la abogacía en su conjunto. Recuerdo haber escuchado en el legislativo, cuando se publica alguna ley, que si no es la mejor, siempre es perfectible. Lo que aplica al caso: el Poder Judicial no es el mejor, pero es perfectible, de ahí a pretender rehacerlo hay una peligrosa diferencia.
Como abogada postulante en materia familiar, más que criticar negativamente, considero que esta disertación debe dar pauta a aportaciones de tal envergadura que permitan mejorar con opciones reales tales como:
● Se necesita replantear la ética profesional de las y los abogados a todos niveles y en todas partes, al igual que a la ciudadanía. La corrupción se da desde ambas posturas.
● Evitar la corrupción en todos niveles, desde quien fomenta el pedir dádivas u ofrecerlas por sacar copias fotostáticas. Hasta los o las Magistrados que invierten en edificios y luego los rentan al mismo Poder Judicial, es decir, impedir el conflicto de intereses.1
● Trabajar en conjunto con la sociedad, el legislativo y el judicial, para evitar la judicialización de las vidas privadas de las personas. Se ha visto saturación en ámbitos de Juzgados Familiares, que ni la mediación resuelve. Que se resuelvan desde la reconstrucción del tejido social. El judicial debe evitar la sobrerregulación del legislativo, que poco estudia el impacto judicial de reformas que son más ocurrencias que transformaciones, que redundan en mejoras de impartición de justicia.
● Evitar el acoso laboral y hostigamiento sexual, con un respeto irrestricto al principio de paridad total.
● Aplicar la ley sin distinción. Quien quebranta la ley debe ser sancionado. Sin embargo, los prime- ros que no han respetado y corrompen este principio son en muchas ocasiones las y los Jueces y Magistrados.
Es aceptable que haya nuevas visiones del país con diferentes reglas. El punto central es que, quienes llegan con nuevas reglas y ofrecen consenso, si no respetan ni los acuerdos ni sus reglas, difícilmente se llegará a un Estado de Derecho. Y termino como empecé, bajo estas circunstancias y muchas más, que a partir de hoy se plantean, vuelvo a preguntar con respecto a la gran Reforma al Poder Judicial ¿Resolverá los problemas de injusticia en los Estados Unidos Mexicanos? Indudablemente no y, así, se seguirá perdiendo un dinero que no se tiene y un tiempo que es oro, juez y verdugo. En la sociedad mexicana, urgida de paz sí, pero primero de justicia.
Fuente: librosyrevistascuej.com